domingo, 1 de septiembre de 2013

Lirídeo

Escucho el entrechocar de unos platillos o quizás sean campanas azotadas por el viento, el maullar de un gato iracundo o toneladas de cristal deshaciéndose en una lluvia de esquirlas. Quizás sea el despertador sonando un lunes a las 7 o el llanto de un bebé del que el mundo se ha olvidado. Puede que sea solo el sonido del mundo, el taladro de sus engranajes, las uñas arañando la pizarra de una clase de la facultad, o el sonido distorsionado de un tren que pasa a mi lado. Puede que este martilleo no exista, que solo sea la percusión dentro de la cabeza en la que estoy encerrado. Joder, cómo me duele esta puta cabeza. Ni siquiera puedo abrir los ojos para saber si ese sonido es real. Para saber dónde estoy, si en una cama de un hotel, en la arena de una playa o en medio de un bosque, sobre los fríos adoquines de una calle maloliente,
de una ciudad igual de podrida. No recuerdo mi nombre, ni mi historia. Mi mente es como una hoja en blanco que alguien arruga, sí, eso tiene que ser esta puta tortura en mis oídos. Intento sentir algo más que esta losa en mi cabeza, sentir que tengo un cuerpo más allá del cuello, sentir frío, calor, hambre, amor, odio, ira, compasión, alegría o tristeza, sentir que soy un puto ser vivo. Quiero sentir el latido de mi corazón, la sangre correr por mis venas o emanar de cientos, de miles de heridas. Preferiría estar desangrándome a esta incertidumbre, esta oscuridad tan blanca, tan vacía, tan nada. Nada. La nada perforándome los sesos, lobotomizándome, la nada como un gusano horadando una manzana o el cuerpo inerte. Nada queda del ayer, si es que hubo. Y en mi mente este dolor tan hueco y las palabras, que manan de la nada. Palabras que no se corresponden con nada y por tanto, nada son. Ya no quedan imágenes en mi mente, todo es abstracción, no existe la realidad, yo no soy yo porque he olvidado quién soy o porque nunca fui yo. ¿Y es que puede existir algo? Creo que lo que retumba en mis oídos es la nada recordándome a gritos que ella es todo. Debería fundirme en esta nada y dejar de llorar palabras, debería abandonarme al lirídeo, abandonar definitivamente mi cuerpo, mi yo. Dejo de pensar, mi mente se apaga, lirídeo, lirídeo...

Lirídeo: Sensación de fundirse con la nada.