Eres serpiente, a veces esquiva y a veces deseosa de
inyectarme tu delicioso veneno. Ven y envenéname, haz que se me pare el
corazón, atrápame entre tus escamas y susúrrame mentiras. Mi cuerpo quedará
paralizado, mis labios petrificados en una sonrisa sincera, de amante que
morirá amando y por amar. Mis venas inundadas de tu ponzoña y morfina, mi cuerpo,
como tu lengua, bifurcado entre el dolor y el placer, entre el infierno y el
paraíso, el limbo y el universo. Y tu fría piel contra mi piel, me abraza y me roba
el calor, yo me evaporo, me disuelvo como el veneno en mi cuerpo. Me creas y me
destruyes, eres mi big bang, mi big crunch vestida en ese cuerpo seseante, pero
eres tú.
Eres humana. Por mucho que te escondas en pieles de reptil,
que bañes tus ojos en vidrio y tu corazón en hueso, tu sangre es tan roja como
la mía, hoy de azabache, ayer solía serlo. Sé que sientes y padeces, que envenenas
tus sonrisas con lágrimas cuando nadie te mira, que quieres olvidar a base de
ginebra o de nuevo dolor. Sé que buscas la salvación en amaneceres tardíos, en
las líneas blancas sobre el asfalto, en las simas del chocolate, en los versos
descubiertos por los ojos a la luz de una lámpara, en las nubes y el viento, en
todo lo que tenga suficiente voz para gritarte que la vida es bella. Crees que
ningún cuerpo te podrá convencer de ello, que las almas unidas siempre acaban
rotas, tienes miedo.
Sé tú, no seas serpiente, no seas humana, no seas nada que
se pueda nombrar. No seas recuerdos, no seas carne y hueso, no seas una máquina
con fecha de caducidad. No seas hija de nadie ni de nada, no seas química ni
estética, no seas palabras ni silencios, no seas producto de mi pensamiento, no
seas materia, no seas tangible. Todo eso te está matando. Sé eterna y hazme
sentir eterno. Seamos luz sin serlo, llenemos el universo sin que nadie sepa
que existimos, seamos más viejos que el big bang y vivamos el big crunch.
Seamos todo lo que nadie fue, seamos lo imposible. Seamos más allá de la lógica
y de la vida, seamos. Seamos lo que somos, lo que siempre fuimos y lo que siempre
seremos. Sin pieles ni cuerpos que son cárceles, sin límites. Seamos eternos.
¡Madre mía! ¡¡Me encanta!! Ese último párrafo, todas esas palabras me han transmitido un montón. El texto tiene un ritmo que te hace llegar al final casi sin aliento, pero te deja en la boca un delicioso sabor.
ResponderEliminar"Sin pieles ni cuerpos que son cárceles, sin límites. Seamos eternos."
Genial : )
Saludos, distinto.
Muchas gracias, Elise por leerme siempre. Siempre es bueno probar cosas nuevas, creo que no había escrito nada así hasta ahora, por lo que me alegro de que te guste.
ResponderEliminar¡Un saludo, nos leemos!